*All’usteria visin a Faenza gh’è un fiö elegant cunt i öcch de matt
el bee gio whisky cume beev gazusa
la sua chitara par che la va a tocc
el g’ha i diit cume dees anguill, la pèll maron e la vuus de dona
el me diis “g’ho de scapà del diavul che’l me cerca cun scià el mè cuntratt”Hey Robert Johnson scià che vèmm, scià che vèmm
Comacchio non è la Louisiana ma i zanzar i henn püsee catiiv
gnanca el diavul el se fa vedee quand l’è scià l’ura del tramunt
e non temere per i crocevia che che in Italia urmai i henn tücc rondoo
Davide Van De Sfroos
Il Camionista Ghost Rider
Ya no escribo diarios desde el avión. Siempre me salen las mismas sosas frases sobre la pantalla del asiento delantero, las azafatas o la comida. El avión ahoga sin piedad cualquier parecido con la poesía o la imaginación. Esta vez no he escrito ni el primero, ni el segundo, ni el tercer día. Hoy es miércoles 16 de octubre y ya han pasado casi dos semanas desde el día en que volví a llenar mis sentidos de Estados Unidos. Estoy en Tupelo, MS, con Rosana, en el primero de varios viajes en el viaje. Para escribir sobre mi casa actual habrá tiempo, pero sobre todo necesitaré más tiempo. Leía justo ayer que las piedras de Whangaparoa en Nueva Zelanda lloran (¿o quizás llueven?); pues las de Tupelo cantan, y lo hacen al ritmo de Love me Tender. Nadie podía imaginar en 1935 que justo aquí acababa de nacer un futuro rey. El rey del Rock ‘n Roll, Elvis Presley. Casi setenta años después, cada esquina es un homenaje a su hijo pródigo: la tienda donde su madre le compró la primera guitarra, el cine donde no le importaba compartir sitio en la zona destinada a los negros con su amigo Sam y, por supuesto, su casa natal. La choza de dos habitaciones donde vivió Elvis hasta los trece años recibe a los adoradores del Rey, a los nostálgicos, a los aficionados de música y a simples curiosos. Nosotros no entramos en la historia, solo la rodeamos respondiendo al deslumbrante blanco recién pintado con el flash de nuestras cámaras.
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De camino a Nashville degustamos una de los puntos fuertes de los EEUU, su impresionante naturaleza. Remontamos Misisipi, entramos y salimos rápidos de Alabama y terminamos nuestra carrera en la capital de Tennessee. Recorrimos casi trescientos quilómetros de carretera bordeados por altos árboles; y si en Tupelo nos sorprendimos por el verde todavía dominante, a cada vuelta rumbo al norte el paisaje se parecía cada vez más a un cuadro impresionista: el gris del hormigón atenuaba pero no apagaba la explosión de otoño. Catapultados en túneles de árboles nos movíamos en el silencio de las hojas coloreadas que se caían al suelo. La Natchez Trace Parkway es una serpiente de más de setecientos quilómetros de largo un tiempo territorio de los nativos americanos. Tras un mediodía transcurrido en un bosque que no pensaba encontrar en Misisipi – que cortos se quedan los estereotipos siempre – nos dejamos atrás ese bonito paisaje y nos lanzamos hacia la jungla automovilística de Nashville. Conducir aquí es solo uno de los momentos en los que te das cuenta de las dimensiones extra-large de este país y de cómo cambian los valores con respecto a Europa. Así, casi no te das cuenta de haber conducido por tres horas a lo largo de casi 250 km solo para participar en una visita guiada de la destilería Jack Daniel’s. Sin embargo, no solo sobre grandes dimensiones se construyen los Estados Unidos de América, sino también sobre enormes paradojas. La famosa fábrica de whisky, de hecho, está situada en un dry county (condado seco); eso significa que en esta zona del estado está prohibida la venta de alcohol y la posesión del mismo. La ley seca, o prohibicionismo, se instaló en los EEUU a causa de las presiones de grupos religiosos y estuvo en vigor en casi todo el país durante los años 20. Es opinión común pensar que durante esa época aumentaron los bares ilegales y el comercio del alcohol pasó en las manos de la mafia y personajes históricos como Al Capone. Los condados secos de nuestros días llevan adelante la anticuada costumbre de aquellos años.
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Nashville es niebla mañanera de la que te esperas que salga Johnny Cash, pero tendrás que conformarte con algunas ardillas que no saben de country. Nashville es country y botas de cuero, pero no entramos en ningún Honky-tonk, ¿por qué mentir? De día y de noche Broadway street se llena de gente, y los bares ofrecen música en vivo, pasamos pero no paramos. Y cuando quisimos hacerlo surgieron otros planes. El country lo imaginamos mirando los grafitis en las calles y las botas que vimos eran las expuestas en los escaparates. No para todo el mundo la ciudad responde a sus estereotipos; nosotros la recordaremos más bien por un partido de hockey sobre hielo en la Bridgestone Arena – donde el mero show supera casi el deporte en sí – y una fiesta en Venderbilt, el campus universitario. La música que de verdad escuchamos fue la de la diáspora española. El flamenco de quienes han decidido dejarlo (casi) todo en el otro lado del charco. Precursores de una “moda” impuesta. Nashville es también eso.
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Memphis se considera un poco la hermana negra de Nashville. Una es la cuna del country blanco, la otra del blues negro. Como siempre estas etiquetas no valen un duro. Pero para que os hagáis una idea del papel que tuvo Memphis en la historia mundial podéis pasar una tarde en estos dos museos: National Civil Rights Museum y el Rock ‘n Soul Museum. El primero hace un recorrido interesante sobre los derechos de los afroamericanos a lo largo de la historia estadounidense, teniendo como eje central el asesinato de Martin Luther King Jr. en el Lorraine Motel – que también es parte del museo – en abril de 1968. Luther King estaba de visita en la ciudad para apoyar a los basureros negros en huelga, cuando al salir de la habitación 307 del motel fue asesinato por James Earl Ray. Todavía no se sabe si Ray lo planeó todo por su cuenta o si fue solo el brazo de una conspiración mucho más grande. Cambiando completamente de tema, otra visita muy interesante es la de la Memphis ombligo del mundo musical de los años 50. En sus estudios – con el Sun Studio de Sam Phillips en primera línea – se hicieron famosos personajes del calibre de Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, B.B. King, Johnny Cash y Isaac Hayes. Esta es la Memphis del reciente pasado, la ciudad del presente parece un poco abandonada. Beale street, un tiempo centro neurálgico de la vida del día día, no se ve llena de gente ni siquiera en fin de semana. Paseando por Downtown percibimos una atmosfera de post fiesta. Pero la fiesta no se hizo ayer, sino hace algunas décadas ya. Nuestro primer road trip norteamericano termina con el paisaje que me imaginaba encontrar en Misisipi: extensos campos de algodón blanco que se pierden al horizonte. Ni siquiera un pequeño cerro, todo plano. De camino a casa, paramos en Clarskdale, pueblo del Delta del Misisipi considerado la cuna del Blues. Sin embargo, lo que realmente quería hacer era escuchar a Davide Van De Sfroos cantar Il Camionista Ghost Rider en el legendario crossroads, el cruce donde Robert Johnson vendió su alma al mismísimo Diablo. De ahí la cita inicial.
*En un mesón cerca de Faenza hay un chaval elegante con ojos de loco/ toma whisky como si tomara gaseosa/ su guitarra parece caerse a cachos/ tiene los dedos como diez anguilas, la piel morena y la voz de mujer/
me dice “tengo que huir del Diablo que me busca con mi contrato en la mano”
Hey Robert Johnson ven que vamos, ven que vamos/ Comacchio no es la Louisiana pero los mosquitos son más malos/ ni el Diablo enseña el pelo cuando llega lahora de la puesta de sol/ y no temas los cruces que aquí en Italia ya son todo rotondas.
Davide Van De Sfroos, Il Camionista Ghost Rider
“– que cortos se quedan los estereotipos siempre –”. Tal cual, siempre se quedan cortísimos! Que lindo relato y que buenas fotos, genial! Yo personalmente tengo miles y miles de preconceptos sin demasiado fundamento con los EEUU y voy a ir este fin de año. De casualidad tendrás pensado permanecer ahí yendo para el norte para diciembre? Voy a estar en NY y en Miami unos días. Como para no tener prejuicios yendo a esos lugares, no? jajajajjaa
Graaaacias!
Otra zona muy poco estereotipada! Es que los EEUU son un estereotipo en sí mismos!
Pues sí, un par de ciudades poco conocidas esas jejeej El norte fue una de los posibles destinos para diciembre, pero al final hemos decidido ir a California a pasar las navidades!